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Mostrando entradas de abril, 2014

Eso llamado recuerdo

El Peso del mundo es un libro de Peter Handke que me cautivó hará unos diez años. Ahora, simplemente no lo puedo levantar ni para sacarle el polvo. El peso de mi mundo me agobia lo suficiente  como para pasearme por los infiernos ajenos. Pero no me privo de la crudeza de Sofi Oksanen de Purga o Cuando las palomas cayeron del cielo. En verdad tomo prestado el sintagma de H para pensar en el Peso. No tiene nada que ver el Cansancio pensado también por Peter, sino del uso discrecional del lenguaje. Entonces, a medida que crezco y a mi edad sería conveniente decir, decrezco, voy sintiendo el peso no ya del mundo sino de las palabras. Y las frases que me sacan del sueño: bla bla bla. Ante eso no queda otra que hacer una especie de batucada mental para desalojar la idea que desaparece como una culebra ante el avance de los tambores. Esos tambores son de guerra. Una guerra interna con el lenguaje. Uno se ha predicho  poco amablemente desde que escuchara los designios familiares. "Uno

Apellido

Si apoyamos las plantas a medida Y tomamos la medida, paso a paso, De la tierra extendida Comprenderemos que hay un más allá Envejecer no es sólo paso del tiempo Es desenvainar el arma que traemos Para derribarnos cuando sea,  Al tiempo justo. Todos buscamos sentido, Lo pedimos hecho o lo fabricamos Se busca una marca que detenga Nuestro correr de letras por el nombre Un apellido que acompañe Le agregue filiación al planeta. Ella busca el secreto de las sustancia En las nervaduras porque un cuerpo cura al otro Si la madre no la ha nombrado bien Si de ella no ha quedado rastro O el nombre maldecido Por el ojo herido de quien mal ha visto Ella, ha buscado la cura en el lienzo frágil En un papel blanco   donde letra en letra ha sido escrito *

Mantra

un plato que se come frío  porque tarda mucho en cazarse la presa  y la cocción es una improvisada ceremonia  de sacrificio cuya víctima se desconoce.  El sabor  es diferido y el daño  una herida que se inserta en la materia extendida  de la propia humanidad. (el odio es el sentimiento más humano de todos  y para el odio y por el odio contamos con las obras  maestras de la cultura)  ¿Cuál hubiera sido el destino de semejante manojo  de células sin la Regencia de un principio innovador  para dominar a la Bestia? Te como y de sintetizo en mi retina. Te retengo   y vivo en el pliegue de tu piel ,  ahí  entre la  dermis  y la epidermis porque he deseado no ser tuya sino que vos fueras parte mía.  Y como fue posible tal aberración aprendimos a escribir y leernos  entre pliegues de otros textos.  Te he visto palidecer ante mi horrorosa manera de morir día a día  y armarme como una guerrera para luchar contra la fuerza hacia  la paz de lo inorgánico.