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Mostrando entradas de junio, 2015

Trabajo de sueño

una canción obvia de cadencia habitual la letra  con el tiempo nos engatusará como una novelita romántica. Habrá entonces una frase obstinada y será trabajo  diario  sustentar la línea argumental. Mentira. Mentira, la verdad como dice la canción qué ves cuando me ves como dice la canción no hay nada detrás de mí no hay nada adentro no hay nadie detrás de mí no hay nadie adentro. La paz entonces de quien está solo la paz tropismo lógico del sobreviviente la  paz qué nana surgirá de la memoria para calmar el llanto del sollozo qué cadencia de impronta dactilar en la piedra de la mano en la cueva antes pero antes del fuego- Habrá un ritmo atesorado entre  tímpano y  garganta que enhebrará el aire de letras el sueño sabrá qué hacer.

Canción obvia

hay una forma sin duda pero habría que  romper las convenciones. Es todo aquello que ata y niega lo que pugna y canta victoria en el sueño, el olvido y la equivocación. Cuándo seré  yo, la parte visible la que conduzca tranquila los pasos al altar de éso llamado calma. Cuando acaso me torne de aire finalmente tanto viento huracán. Tanta palabrería y guión que se dicta noche a noche para decir  nada. Heme aquí servida a la mesa de mi yo  comensal tengo una manzana en la boca y tengo el corazón abierto con los ventrículos llenos de agua primera finalmente la parte más oscura es la que habla y se hace escuchar.

Eso tan caro

Un conejo que habría de ser cocido, como un girasol roto, supo ser  una liebre que se volvió  lívida de terror. Pero la vida engendra más y más. El conejo ha vuelto a la pampa y lo ha tomado el sol, bebido el agua y hecho el amor entre las cortaderas. Con las estrellas recuperó la visión. En la pampa toda una con el cielo y toda una con la escarcha, la liebre ha corrido, casi volado de felicidad de perder el nombre y el rasgo, ¿a quién le importan los taxones? Liebre de tierra y humo es su pobreza y riqueza. En doble dolor y alegría recuerde a sus amantes con ternura, la fría ternura del liberado
las plazas de La Plata son anchas. Hay una que tiene una araucaria invertida. Quiere decir tanto que se quedó muda. Respiro lenta y rodeo la plaza. Son seis cuadras de veredas desparejas. Casas bajas. Chicos volviendo de la escuela con el olor de las mochilas y chicles con ganas de largar todo para jugar. Pero la luz que se alarga para otro lado El aire se pone denso, como si trajera el soplo de una ballena austral. Pero en qué piensa. Si está acá y lo otro del otro lado sabe que está, sí, claro como siempre. Todo funciona bien. Seis cuadras: parque San Martín. Arbol quebrado. Perros en jauría debajo de las hojas. Saben generar calor . Los pinos y Ginkgos me respiran en la nuca. Voy apurada. Quiero llegar. A mi casa.

Solsticio

un yuyo helado rebana la luna. Es el ojo de la liebre en busca de refugio la que  ve la silueta del yuyo helado cortando la luna. Como la hoz  y un yunque en el aire helado  donde los cráneos de vaca hacen luz mala también festejando  el año nuevo de la tierra  que se llama  a silencio humus para abajo donde la napa de agua será río  que llevará mi  lecho  hasta el mar.

Cuidado, frágil.

siempre tuve miedo de perder a la gente querida cuando empecé a perderme yo  en ese miedo, la experiencia  de la dilución se hizo tan fuerte que me até con cadenas  al piso.  Con la gestación de un ser humano  reapareció el terror. Porque el amor es muy angurriento. Quiere tener todo bajo control.  La dilución se hizo más fuerte pero tenía que corporizar sí o sí.  Hay que alimentar, cuidar, alojar y generar confianza básica en el mundo. Creé apotegmas: si se rompen los seres humanos cómo no se van a romper las cosas. No te preocupes, todo tiene solución pensemos a ver.... encontrémosle la vuelta pero hay algo que sé que no tiene  retorno se acepta o no la pérdida final de uno  y de los otros.  Vamos a dejar que la gente recién nacida disfrute de nuestros juegos distractores de tanta verdad.

Encuentro raro

otra vez: aparecida  una golondrina fuera de época una mañana muy temprano  en mi habitación. No hace verano ya lo sé , me dije: hay que darle calor y la arropé en mi mesa de luz junto a Ted Hughes y Marosa. Qué rara es la biblioteca de quien no tiene casa. Los libros se pierden y desparraman mudanza a mudanza.  Como las aves migratorias supongo con varios nidos o descanso en el aire sostenida identidad a fuerza de costumbre de tanto volver y volver.  Finalmente, no se acostumbró  a mi vida desordenada y buscó el agujero por donde entró y se fue. Las plumas son para inflar alas en mi casa juntarían ácaros, pensé. Hiciste bien. Estas hecha para el aire.

Plegaria de la dormida

Basta he dicho. Basta. Buscá tu borde interior y no te arrimes a falso abismo. Arriba y abajo y a los costados encontrarás cantidad suficiente de lo mismo para amigarte con tu humanidad viscosa humanidad bella humanidad de quienes se replican en operación geométrica: así somos, habladores. Entre una boca abierta y otra boca abierta hay silencio.

Hubo una vez

lengua de hielo sí. De hielo. Ese hielo que corta la piedra. Y mueve las piedras y las hace limo. Un molino glacial que arrastra fragmentos de eso que perecía eterno. El hielo es agua triste que guarda memoria de viejas tempestades. Romper fuente o bolsa es perder la paz. Y mirar de frente al hielo es perder el calor. Una gota de sangre sí, algo devuelve al corazón el ritmo y volvés a respirar. Hundís los dedos en la tierra de cantero. En la maceta abrigada por lanas enredadas decías que ellas pudieron? Tus amigas. Una por una pudieron darse un bautismo novedoso con aguas calientes de estero un agua templada llena de peces, llena de zapatos y medias de red oh! han dejado la ropa al costado y renacido..  Oh! la cabeza. No sería la primera vez que una mujer se cortara la cabeza. No sería la primera vez.

Invención

si dios quiere me voy a ir a la ruta pronto. Y veré el mundo veloz sin detenerme ni a saludar dejaré a mis seres queridos bien arropaditos en el recuerdo y empezaré a quererme yo. Es el beneficio de la vejez incipiente a nadie importa ya ni las razones ni los para qué. Te dejan ir como vos los dejas arropaditos en el recuerdo. En el mejor de los casos buenos recuerdos. Es el beneficio de la vejez incipiente: perdés los motivos de la pelea. Porque ves que no muy lejos hay un punto final o suspensivo que te sacará de párrafo. Como a todos. Anoche mi padre que pronto cumplirá ochenta, se recordaba niñito entre sus abuelos.  Tanto desgarramiento relatado en dos cortas frases: dejaron todo a los doce años y fundaron una empresa que cumplió 100 años. Así el ciclo de vida de dos personajes de ficción que dejaron todo a los doce años y fundaron una empresa. Y luego mi propio ombligo  apretado. Y toda la palabrería de mi propia vida que será sintetizada en pocos años: de

Cordón de lana entre bajo vientre y sol.

Se tuvo entre muchos. Entre muchas se tomó el costado de la cabeza y rompió la membrana que la separaba del mundo. Tiene dos corazones rojos. Bien bombeantes de glóbulos casi muertos. De risa. La risa de los moribundos cuando ven de frente su lápida con deseos de haber escrito un buen chiste pero oh! éso se pergeña cuando se conserva aún la vida. Despierta de un tirón de pelo. La mano sutil de la amiga que se fue hace poco. Quien te escuchó y acunó. Todavía no, dice. Es algo que ocurre a paso corazón por adentro. Cuando todavía alguien habla: movete. Mové un pie tras otro. Buscá un ovillo de color radiante para dar un poco de calor. La fibra que alguna vez un animal generoso te dejó sin saber la fibra, hoy es el lazo que une tu bajo vientre al sol.

La esquina amazónica

en una esquina de la calle Gallo hay un negocio de plantas carnívoras.  Suspendido el paso quedé perpleja frente a los  tallos tubulares y pensé qué necesidad de hacer plantas comedoras de proteína animal. Pero pareciera que  la carrera  sabrán los biólogos  adonde, valen los retruécanos metabólicos. Y pensé qué linda queda la selva  amazónica en la esquina de la calle Gallo. ` Una calle gris como las novelas de Migré lejos del palermo Soho lleno de chicas rosa chicle y troncos forrados en crochet. Un pedazo de selva en una esquina es todo un ejercicio de voluntad del muchachón dado al Aikido Me harté  de las iguanas, me dijo. Ahora prefiero   el  zarpazo de aire de una Sarracena para   deglutir una mosca. 

salto evolutivo

despierta en la mitad y por la mitad despierte tal vez en la mitad del cuerpo  en la mitad y a medio despertar confronta el clima y la textura. No es propicio y tiene que pegar el salto evolutivo ponerse las vértebras y salir-

Crossing Over

La recolección de combustible es cara a la imaginación. Hay que poner la cabeza a suspender el pensamiento  hacia los extremos. Y enlazar trazos hendidos en superficies, ya sabemos,  poco amigas de la trascendencia.  Qué importancia podría tener  sino para quien, superado el momento de borrarlo todo reescribirá en palotes el minuto cero de la noche  más oscura  en que los genes  se mezclaron  en única combinatoria y poner el nombre que no haría justicia, el nombre a ése ser  destinado  a fabricar  su sentido  natural  de las cosas.