Lo que puede un cuerpo o el historial de A.
No voy a decir que se fue de gira, ni que está en el cielo. Decir que se fue, tampoco es correcto. Irse supone una acción, algo que la muerta no podrá hacer. Digamos que se detuvo. Y está ahí, si "estar" pudiera aplicarse en este caso. Mejor decir: fue depositada. Y ahí se deshará. Se destejerá y los huesos yacerán pelados y a la vez cubiertos por la tela de que la envuelve. Elegimos una manta abrigadita tejida por ella. ¿Por qué no decir que murió y listo? Porqué cae como una guillotina en mi cuello decir que murió. Denme tiempo y lo podré decir cuando contemos anécdotas de borrachas dentro de un año. Está ahí. Con el semblante tranquilo. Tampoco digamos que duerme. Si sabremos ella y yo lo que es dormir. Está ahí detenida y en proceso de convertirse en cosa. Ella se reía de los ritos funerarios, pero me dijo una vez "n0 dejes de ir a un velorio si te invitan porque después es peor tener que dar excusas. Vos vas, saludas y te volvés. El velorio se hace más por los vivos que por los muertos". En fin, estás ahí vos ahora. Y me cuesta creerlo. Porque vos querías vivir. Con lo del Google me dijiste que la vida se te había ensanchado y justificaría vivir de doscientos años. No nos complicó con ningún llevenmiscenizas al volcán Lanín, sabe que no somos prácticos y como en el cementerio hay tierra, decidió ir a tierra después de todo al polvo volveremos. Puedo escucharla. “Pónganme la radio prendida por favor ocúpate vos querida que me entendés" y lo hice. Metí la mano en el cajón y antes de que lo cerraran encendí la Spika en Rivadavia donde escuchaba a Baby con un mezcla de ira y masoquismo. "Me divierte escuchar a ese enano con cara de sapo, me mantiene alerta” Así era ella. Escuchaba con atención incluso lo que la odiaba.. “Esto me tiene odiada, esto me tiene despierta” Nunca hablaba de felicidad. Había sobrevivido a varias cirugías y a dos maridos; la felicidad no existe me dijo un día. Solo existen motivos para despertar y levantarse de la cama. Tenés que buscar aquello que te dé motivos para levantarte de la cama y que haga que el tiempo pase sin andar mirando el reloj. Si no estás autorizada a pegarte un tiro. Me quedo con eso de ella. Con mi abuela googleadora. El aprendizaje del manejo de la Tablet que le regalamos le despertó una voracidad epistemológica. Necesitaba sacarse dudas La Tablet fue su oráculo, su alfombra mágica y sacarse dudas su manera de nadar en el mar inmóvil de la vejez y no ahogarse de aburrimiento. Me estoy sacando todas las intrigas, decía. Lo último que anduvo mirando, lo sé por el historial, fue algo sobre las islas de plástico del Pacífico armadas por aglomeración oceánica.
No le tenía miedo a la muerte. Le parecía potencialmente revelador. La manera más rápida de sacarse todas las intrigas de un saque. “Te apuesto a que llego despabilada al otro lado” y a pesar de que tenía sus secretas expectativas de trascendencia, jugueteaba con la idea de nada o silencio perpetuo. Morir fue su última apuesta. Le podría haber puesto la Tablet, pero me dijo tenela vos querida y si da, te mando un de que llegué bien. Ahora recorro su historial de Google de los dos últimos años. Será como reconstruir sus pasos. Sé que anduvo indagando sobre Cesar Augusto y Julia Drusila y la erótica del Imperio Romano. Parece que todos los seres vivos que no fueran masculinos, libres y propietarios no eran más inodoros donde el Amo eyaculaba sin cesar. Luego arribó a las páginas Porno. Digamos que eso del googleo comienza o termina en el porno, ¿quién no quiere espiar con detalle y a colores? "No me iba a quedar sin saber cómo y de qué era capaz un cuerpo”. Su frontalizacion hizo que nuestras charlas sobre sexo fueran cada vez más nutridas. En verdad creo que llamaba las cosas por su nombre y me enseñó de qué es capaz un cuerpo. Uno está vivo hasta que muere, me dijo unas horas antes del suceso. Ya no está y se me hace difícil entenderlo. El mundo sin ella es frío y básicamente más aburrido. Se me hace difícil mantenerme despierta. Te voy a extrañar tanto pero tanto. El mundo está cada vez más parecido a un cascote perdido en el espacio. Están esas malditas islas de plástico, Roma es una ruina que me gustará conocer. Qué pena que no estés para enviarte fotos de las Fóricas comunitarias y de la Villa de los Misterios. Voy a vivir con gusto lo que me reste y traduciré a pasos reales las huellas que me dejaste en el historial-
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