Soy perezosa. Y esa ha sido mi esclavitud. Pero lejos de ser una confesión de orden moral creo que esto tiene que ver con mi economía psiquica. Por qué teniendo algo de creatividad e inteligencia (no se necesita mucho) no he logrado nada contundente? Porque no me he esforzado
lo suficiente para sostener el nivel de productividad en el mismo sentido. Soy
dispersa. Y además fóbica a los lazos sociales duraderos. Excepto algunos lazos
sociales, la mayoría se me vuelven horcas alrededor del cuello. O grandes reflectores
con lupas astronómicas sobre mi persona. Eso me da un gran pero gran calor. Tanto
que no puedo respirar. Es ahí donde mi creatividad se vuelve loca y como una
sierra corta y corta aquellas conexiones que tanto me costó cultivar. Tengo amistades
claro. Pero las mantengo a distancia. Mis verdaderas amistades saben que no
puedo verlas muy seguido.
Lo mismo me ocurre con mi novio.
Ahora mismo me asusta
continuar escribiendo. Como si fuera a revelar algo que no quiero ver o como
si fuera a volar alto. No quiero volar alto. Tal vez me maten. Tal vez te
disparen y caiga en una ciénaga y tu cuerpo sea absorbido por la arena
maldita. Asi me suena el mundo social. Al principio todos me quieren. Sería una especie de luna de miel. Luego me odian. Todo porque no dejo que nadie modifique mis condiciones: distancia, silencio, oportunidad. O tal vez no tolere los susurros y tráfico de chismes. Soy desordenada. Y no cumplo los horarios. Pero eso no se lo hago a nadie. No se entiende. Aparecen las policías de la conducta. Y rompen soberanamente las ovas.
Por otro lado necesito brevedad. Concisión. Necesito que las palabras que vengan de afuera sean reales y cargadas de contenido. No soporto el cortejo cotidiano. Los saluditos y abrazos sociales de esas personas que se sienten hermanas de otras vidas a los diez minutos de conocerse. No soporto los rituales ajenos si estos no van acompañados de NECESIDAD Y URGENCIA.
Por otro lado necesito brevedad. Concisión. Necesito que las palabras que vengan de afuera sean reales y cargadas de contenido. No soporto el cortejo cotidiano. Los saluditos y abrazos sociales de esas personas que se sienten hermanas de otras vidas a los diez minutos de conocerse. No soporto los rituales ajenos si estos no van acompañados de NECESIDAD Y URGENCIA.
Si sos sincero y profundo te entiendo y consiento todo. He vivido
atormentada por la pelotudez diaria de quienes no se atreven a navegar hondo en
si mismos y depositan su caca en los demás. No soy una persona inodoro. Pero,
si me explicás te acompaño al baño y hasta te puedo limpiar el orto. Pero no me
vengas con boludeces.
Porque me doy cuenta en seguida y me convierto en una persona
maldita.
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