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Ahora con el diario del lunes

Nací en tercer lugar
entre cuatro hermanos
uno murió  un año antes de mi nacimiento
o sea que fui concebida con desesperación  y
y  culpabilidad

luego de mucho tiempo entendí mi compulsión por
desaparecer
a los tres años según dicen tomé pintura
la habré confundido con leche
y siempre fui glotona prefiero pensar ahora

o eso se pensó.

A los cinco años trepé a un paredón de dos metros y me tiré a
la vereda. Siempre se dijo que no soporté que mi madre nos dejara
solas a mi hermana y a mí para llevar a mi hermano a la escuela
mi hermana era una beba  porque arrastré su silla de comer por toda
la galería para subirme a la pared
Había una puerta con adornos de herrería . Puedo recordar el frío
y la dureza del fierro entre mis piernas. Creo que antes de saltar
estuve un rato calculando y  eso me llevo a caminar haciendo equilibrio
Veía las cabezas de los peatones. Parecían casco negros. Nadie me vio
o nadie intervino porque finalmente salté a la vereda. Puedo recrear
el fuego desde la planta de mis pies hasta el cráneo en el momento
exacto de la caída . Creo que fue parada .
Luego corrí hasta la casa vieja de Victoria las hermanas solteras
y toque timbre. Recuerdo la textura del abrazo apretado de
Victoria cuando me abrió la puerta.
Como en un salto de cuadro,  puedo ver a Olga la chica que nos cuida
vistiéndome con rabia . Mientras me abotonaba la camisa leñadora
me amenazaba con mis padres. Ahora entiendo que su rabia era miedo
de perder el trabajo.
La camisa leñadora y el pantalón de pana  ardían  pero sobre todo
ardía la falta de una razón comunicable para justificar el hecho.


Mis madre decidió cambiarme de horario y concurrí de mañana al  jardín
cosa que odié. Recuerdo que repetía todas las malas palabras aprendidas a través de
mi padre y que me estaban prohibidas, digo , recuerdo que recitaba de un
tirón esas malas palabras en los recreos en el patio . Ah el placer de pronunciar esas
palabras todas juntas ....
En ese jardín me castigaron por pegarle con una madera contundente en la cabeza
a un compañero. Estábamos jugando y debo haber sentido mucha bronca porque
en efecto pegarle fue gran un alivio.


Recuerdo haber calmado a mi hermano mayor cuando lloraba porque mamá
habría salido a hacer un mandado. Muchas cosas fueron vividas como una tragedia en la infancia
cosa que hoy con el diario del lunes es fácil decir
pero siempre me sentí más vieja que todos y los podía calmar
Excepto a mí,
Antes de dormir sentía una aguja en la garganta de aguantar
el llanto. No recuerdo bien por qué pero
estaba siempre allí en la garganta agazapada
como una nube negra llena de granizo amenazando la cosecha
la famosa cosecha que siempre estaba en peligro
y por la cual todos los chacareros lloraban.



Mi padre siempre lloraba por todo y creo que eso me convirtió en una
farsante: fingir alegría cuando estaba tremendamente triste
En fin . Por ahora es todo lo que prefiero recordar.

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