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Cantar es proyectar el cuerpo en el espacio.

en un punto. Apenas puedo sostenerme.
Tengo los empeines anchos
y nunca fui dada al ballet.
De pronto dejé de moverme
por entero esperando que el viento me llevara
como una hoja seca. Llegué  y me prendí como
un gajo al árbol de cristal que resplandece en el parque.
Allí enraicé siendo hoja seca
y recorrí el vientre del árbol a la luz de la luna.
Savia verde fresca y mentolada.
Durante esas noches, la mayor parte frías
y metálicas conocí la soledad.
Y canté.

Fui entonces hoja y savia de árbol y canté
entre las ramas donde anidaron
los gorriones y loros urbanos.
Di calor y cobijé a esos pichones.
Les canté dulce y amarga
como lo haría un ser que conserva la memoria
de hoja seca al viento a lo largo de kilómetros
y kilómetros de pampa.

Cantar es proyectar el cuerpo en el espacio.
Esa fue la conclusión.

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