Estamos atravesados y marcados a fuego. La cultura con sus Tablas de la Ley es un intento histórico para homogeneizar los
idiolectos en una Lengua Materna. Bandera e himno no bastan para defender una
nación. Nación no viene de nacimiento. Pero pienso en el nacimiento de las
naciones. Gente viviendo en un territorio común bajo el mismo trapo que le da
un Nombre e Identidad. Los Imperios en pie a gran costo bélico. Siempre hubo
bárbaros en la frontera. Un ciudadano monta su identidad en aquellos símbolos
que le dan una coherencia en el vasto manto de ciudadanos de una Nación. El
sentido de comunidad no hace más que reforzar las defensas frente a lo
diferente.
La banalidad de las buenas intenciones creía en
la humanidad. Creía en la maldad como un desvío en el camino.
Pero los caminos desviados son tantos . O tantos los transeúntes que los
caminos se van entreverando y lo que se llama mundo y se visualiza como una pera llena de reflejos desde cualquier satélite, es
la Tierra. Magnífico
escenario de obras terroríficas o bellas. Todo depende de quién y cómo la haya
vivido. De quién y como la haya contado. De quién y cómo lo haya creado.
No lugar muchos
hablan de esos limbos postmodernos como sitios connotados por toda clase de
prejuicios sociológicos. Pero en verdad son lugares que amansan las emociones.
Especie de clonazepam topográfico de efecto sedante, porque no habría indicios de
historia ni referencia identitaria. Pesada carga: recordar todo el tiempo quien se cree ser- y un gran alivio el bar de cualquier aeropuerto.
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