Había una vez una mamífera que confundió el verbo Ser con Estar. Quien habló de instinto se olvidó de uno fundamental: el de autoconservación. Si ella dijera que las crías restan ganas de vivir cometería el peor de los sacrilegios no? si se suicidara como Lily Sullos porque setiembre estará bravo para los librianos, nadie diría Pobre qué le habrá pasado, sino qué hija de puta mirá lo que le hizo a la hija. Resulta que la mamífera se creyó tan a rajatabla eso de la función nutricia que no se movió de su casa ni para hacer los mandados. Cada vez más limitada en su motilidad una mañana ya no pudo despegarse de la pared. La pared principal del departamento pintada color maíz tiene una composición química adherente y vampírica. Necesita sangre humana para mantener el color. El plasma de la mamífera configuró una triangularidad virginal: OH. Tenemos una Virgen (Madre) Pared y parece que llora (amarillo, pero gotitas al fin).
La hija montó un negocito y con éso le bastó para los gastos. A la mancha ya no le importaba nada. Atrapada dos segundos antes de la muerte. Dos posibles soluciones: mano de pintura o demolición.
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