Paraíso infernal, acaso hay lugar que no sea así? la felicidad viene envuelta en realidad. hay que usar el bisturí para extraer regalos de nacimiento de felicidad.
Eso que se llama Realidad y que lleva en la palma de la mano el huevo de la sierpe con todas la potencialidad del Mal, no es fácil de digerir. Tampoco la felicidad, hay que decirlo. Un suicida es una víctima de la disyunción exclusiva. Cuando se hace noticia, todos estupefactos dicen: no puede ser. Pero sí. Pudo ser. Tal vez sólo deseara salirse del párrafo. Pero se tiró de un octavo piso. Se manejó con la disyunción donde había que elegir: arriba o abajo, estar o no. La disyunción produce precisiones y fijezas. Esto no es ninguna novedad en un mundo regido por instituciones productoras de seres fijos y precisos. Se Es algo así o lo contrario (bienvenida la Teoría Queer entonces) ¿Quieren precisiones? ahí tienen una pesada, caída y muerta.
Otra cuestión es vivir sin tomar medidas extremas. Tener claro que lo claro es la confusión. Que la Felicidad cartesiana no existe como tampoco existe el cuerpo separado de la mente. O el hombre máquina. El amor fácil. La criatura obediente. La incondicionalidad de los amantes. Ni siquiera de padres a hijos. El territorio es fango puro si uno tiene claro que navega en la ciénaga, las exigencias y los parámetros de lo feliz se deslizan a lo posible y lo posible a lo vivible. Entonces el mundo es una plataforma deslizable. Me encantaría creer de modo incondicional en la existencia no de un Dios, sino del Sentido.
y el sentido de lo Deslizable suena bien.
Eso que se llama Realidad y que lleva en la palma de la mano el huevo de la sierpe con todas la potencialidad del Mal, no es fácil de digerir. Tampoco la felicidad, hay que decirlo. Un suicida es una víctima de la disyunción exclusiva. Cuando se hace noticia, todos estupefactos dicen: no puede ser. Pero sí. Pudo ser. Tal vez sólo deseara salirse del párrafo. Pero se tiró de un octavo piso. Se manejó con la disyunción donde había que elegir: arriba o abajo, estar o no. La disyunción produce precisiones y fijezas. Esto no es ninguna novedad en un mundo regido por instituciones productoras de seres fijos y precisos. Se Es algo así o lo contrario (bienvenida la Teoría Queer entonces) ¿Quieren precisiones? ahí tienen una pesada, caída y muerta.
Otra cuestión es vivir sin tomar medidas extremas. Tener claro que lo claro es la confusión. Que la Felicidad cartesiana no existe como tampoco existe el cuerpo separado de la mente. O el hombre máquina. El amor fácil. La criatura obediente. La incondicionalidad de los amantes. Ni siquiera de padres a hijos. El territorio es fango puro si uno tiene claro que navega en la ciénaga, las exigencias y los parámetros de lo feliz se deslizan a lo posible y lo posible a lo vivible. Entonces el mundo es una plataforma deslizable. Me encantaría creer de modo incondicional en la existencia no de un Dios, sino del Sentido.
y el sentido de lo Deslizable suena bien.
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