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partes de una novela (Pdn)

anidó hace una semana sin que yo me diera cuenta. Es pequeña y gris y puso dos huevos que dudo que prosperen aunque yo no pienso hacer nada por desalojarla de mi balcón. Todos dicen que son ratas con alas pero no voy a degradar a ningún animal que vuele. Recuerdo que en el árbol de la casa triple 6 había nidos de palomas  criadas sin smog y nosotros rompimos un  nido del que cayeron los huevos y se deshicieron como insectos pero de sangre roja. Nos dio tremenda culpa. Sobre todo a mi hermano que lo recuerdo llorando mientras decía que nunca más rompería un nido , cosa que no cumplió como todos los que nos hemos divorciado.

Desarmar un nido no es lo mismo que desarmar una casa . Uno puede mudarse porque vive solo y necesita hacerlo por trabajo o por no poder pagar el alquiler. Pero desarmar un hogar es desarmar un esqueleto de a tres . Un cuerpo gigante con metabolismo propio. Tres corazones, tres higados, seis riñones. Tres voluntades. Tres de todo. Eso es lo que duele: todo mucho más que cuando lo haces por  tu cuenta. Y uno se percata de todo lo que acumuló sin sentido también. Acaso la materia de los nidos sean las cositas que uno va acumulando con el paso del tiempo como una especie de atrapa sueños donde quedan capturadas las imágenes que nos atemorizan mientras dormimos. Cuando llega la hora de desmontar todo aquello se libera de modo enloquecedor y solo se trata de encontrar otro sitio donde aplacar esas imágenes.



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