ágil buscó acortar distancias, aprendió a volar por entre los velos de su imaginación si tengo que habitar en algún sitio, que sea en su mente pensó en su traje negro quitina. Texturó breve pero intensa ella en su campo visual. Ha llegado la hora de pernoctar me gustan sus ojos voy a poner un huevo ella lo cuidará en el nido recién puesto bastará que acordemos las reglas de la incubación. Ojos voraces tomaron por asalto la luz misma de su retina, nada hay de inocente en algo llamado amor. Lo penetró por el estómago como hacen las buenas cocineras y se amaron con el lenguaje de las aves de alta montaña el frío quema como el hielo seco en la montaña la hierba crece bajo la nieve. Sólo ellos saben cómo. De qué te llenas cuando te vaciás, sería la pregunta correcta después de seguir lejana tu subida a la torre por la escalera caracol ¿Qué mirás cuando mirás para adentro? me dijiste -me voy de v...