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de a pie


Algunas mujeres  tienen  pareja como si el hombre fuera un coche al que tienen que aprender a manejar sin manual de instrucciones  ( porque no lo hay) para que las lleve a lugares tan insólitos como a la Tierra del Cumplimiento de Todos los Deseos. A cambio se comprometen a dar asistencia y mantenimiento.  En cuanto a la conducción como no hay manual de instrucciones, se aprende por ensayo y error o con  algunos mensajes de linaje familiar, como el que me dijo mi abuela: a los hombres, la cama y la comida siempre.  En definitiva la ruta  se va construyendo en una empresa de ingeniería emocional con menor o mayor eficacia y  el verdadero leit motiv de semejante empresa es que “esto funcione”.  A mí me quedó muy claro algo: la receta del lecho y la cocina no me funcionó un poco por la complejidad de los partenaires y la mía propia, no me gusta dar el gusto así nomás.  Los hombres con los que me he encontrado además son peatones. 
Considerando un poco la tradición femenina que nos antecede el “que esto funcione” suponía una instrumentalidad recíproca sin mayores vueltas. La culminación de la estrategia sería manipular con manos libres y caja automática pero es allí donde la metáfora ya no funciona para casi nadie. Porque nada de lo humano es automático. Será cuestión de tiempo el derrumbe de estos ideales funcionales. Nadie es automático ni obediente.  Para cuando nos damos cuenta nos quedamos de a pie. Un camino menos azaroso y desgastante sería asumirse como peatón ligero y liviano. La Tierra del Cumplimiento de Todos los deseos se disolvería en el polvillo de la caminata. Y la caminata sería la misma tierra, la única vía para el logro de algún deseo. Además moriríamos con las arterias destapadas. Eso seguro porque caminar a paso vivo limpia el organismo.


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