Se abrazó a la montaña
y pidió un deseo. " Me acuerdo
de Buscando a Nemo" me dice. .
En ésa película el pez busca a su
papá. ¿Qué estará buscando a ella?
Algo de paz. Algo que la amarre
a este mundo redondo que nos tiene
inexplicablemente de cabeza en la galaxia
sin caernos. Qué raro todo. Miramos el perfil
de la Rada. Escenografía del Precámbrico.
El viento deja de hostigar. Hay una zona invisible de calma
en la noche oscura. La más oscura de todas. Nos encontramos.
¿Seremos al fin felices? Estamos juntas. Las dos pensamos:
merecemos reconocernos. Humanas de la mano.
Una salió de la otra. Me ató implacablemente
al mundo. Se huele a sangre y calostro. Estamos acá
¿Te acordás del primer llanto y como te calmaste cuando me oliste?
te pasé la lengua. Fue un impulso. Algo me decía hacelo, hacelo. Ya nació.
Es tu bebé del otro lado. Dejaste de llorar. Luego, con los años insististe,
"Sos mi mamá". Quién puede sustraerse a ése llamado. Caímos en un sueño
largo. Larguísimo lleno de plantas venenosas y carnívoras. Animales sin dientes
y un lago con la boca bien abierta. Esa roca tan dura y poco amable se fue puliendo y
puliendo. Y hoy puede hablar. Hemos adquirido una lengua común. Aquella propia
de los desquiciados que pueden al fin decir: lo siento.
y pidió un deseo. " Me acuerdo
de Buscando a Nemo" me dice. .
En ésa película el pez busca a su
papá. ¿Qué estará buscando a ella?
Algo de paz. Algo que la amarre
a este mundo redondo que nos tiene
inexplicablemente de cabeza en la galaxia
sin caernos. Qué raro todo. Miramos el perfil
de la Rada. Escenografía del Precámbrico.
El viento deja de hostigar. Hay una zona invisible de calma
en la noche oscura. La más oscura de todas. Nos encontramos.
¿Seremos al fin felices? Estamos juntas. Las dos pensamos:
merecemos reconocernos. Humanas de la mano.
Una salió de la otra. Me ató implacablemente
al mundo. Se huele a sangre y calostro. Estamos acá
¿Te acordás del primer llanto y como te calmaste cuando me oliste?
te pasé la lengua. Fue un impulso. Algo me decía hacelo, hacelo. Ya nació.
Es tu bebé del otro lado. Dejaste de llorar. Luego, con los años insististe,
"Sos mi mamá". Quién puede sustraerse a ése llamado. Caímos en un sueño
largo. Larguísimo lleno de plantas venenosas y carnívoras. Animales sin dientes
y un lago con la boca bien abierta. Esa roca tan dura y poco amable se fue puliendo y
puliendo. Y hoy puede hablar. Hemos adquirido una lengua común. Aquella propia
de los desquiciados que pueden al fin decir: lo siento.
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