no hay nada que convoque más que la mala noticia. el accidente de tránsito. lo que aleja de la esfera de la alegría. la música es un catalizador de sinestesia. música y comida. sabores festejo. la soledad del que come solo lo convierte en un ser primario. uno puede comer solo. y no ser primario. me refiero a lo que significa buscar la soledad para comer. hay gente que tiene vergüenza de comer en público. tengo entendido que a los adolescentes les pasa. cuántas cosas aparecen en la adolescencia que han quedado detenidas entre los siete y doce años. cuántas preguntas y misterios. y viene la pregunta que no tiene respuesta el por qué me hiciste éso. yo no te hice nada. nadie le hace nada a nadie. y nadie me hace nada a mí. la vida genera sus fisuras. así, como hernias de disco en la columna. se llama tiempo. es inevitable. hay un sedimento de tristeza. un sedimento de sabores amargos. de novelas o cuentos mal contados. hay quien dice que hay que vaciar de contenido los relatos. el calor quemante no deja lugar para que las heridas de guerra cicatricen. vienen las moscas.
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vamos a poner una mesa gigante. vamos a hacer un gran árbol con muchas luces. vamos a cocinar animales y pondremos la mesa con frutas glaseadas. pan dulce con frutas abrillantadas.la tía Fifi traerá el reloj de ensalada rusa, mi mamá el vitel toné. el vino y la sidra de manzana correrán por los vasos.era la época del año que se compraban gaseosas brindaremos y pediremos deseos. nos reencontraremos después de un año entero de no vernos y haremos como que el escenario es el correcto porque hay que festejar. que alguien ponga música. así Papá Noel puede entrar y poner los regalos. los más chicos esperamos a Papá Noel toda la noche mientras los grandes comen y comentan y ríen a carcajadas. se ve que es una gran familia. una familia donde reina la unión y la felicidad es una Vela Roja encendida todo el tiempo en el cielo. en las estrellas están los abuelos que miran como ha crecido la siembra. las conversaciones son ligeras y las carcajadas profundas. sobre todo la de la tía Morocha que nos sacude a todos con su buen humor. falta el abuelo. hace rato que está un poco triste pero la tía Morocha hace todo lo posible por sonorizar con risa la tristeza que cerca de las doce estará a punto de estallar. Viene el brindis. Se rompen los pan dulces. las nueces y almendras. vamos corriendo al fogón. parece que llegó Papá Noel. fue muy generoso y atento aunque a mi me trajo un globo terráqueo y una malla que no pedí. hubiera querido unos patines. pero parece que escuchó a mi madre que son peligrosos que te podés quebrar la columna. yo tengo una compañera paralítica. tomo el globo terráqueo y busco África. ahí quisiera estar. rodeada de animales salvajes y criar elefantitos con mamadera como en Daktari.
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los adultos no han recibido regalos. (años más tarde sí. algo cambió, ya Papá Noel no era cierto.) las mujeres levantaban la mesa y salíamos al patio a seguir comiendo bajo los árboles. el verano empezaba y las vacaciones de verdad: tres meses de corrido en el mar. la abuela acompañaba con su malla negra y de corpiño duro como el acero. pero volvamos a la navidad después de las doce. ya la tía Morocha había tomado demasiado. y no podía ocultar que estaba triste. que en el fondo y gracias al alcohol notaba lo que era una verdad grande como esa casa: no era para nada feliz. y yo no sé porqué la recuerdo tanto. porque había más parientes. será porque todavía la quiero aunque la aborrezca. después los grandes se iban a dormir. y se escuchaban ronquidos yo me escapaba a la playa que no quedaba muy lejos. ése pueblo era y es un gran patio. miraba el amanecer. me bañaba en el mar y
cuando volvía todo había terminado.
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