hay una persona que en este momento
está esperando la muerte.
La espera como a una amiga benévola.
Ya no más dolor. Ya no más. Nada.
Impensable en nuestra vida de gente
amarrada a las cosas que alguien anuncie
y espere morir contándonos a todos de qué se trata
día a día el desapego: no verá crecer a a su hijo, no sentirá más
esa mano que escribe, sabe que en una semana
o dos será un montón de huesos y carne desapareciendo.
No hay filosofía sagrada que dé cuenta de la desaparición del que escribe.
Y no hay quien lo describa mejor.
Pienso en éso y digo: ser conciente es lo más cruel que nos ha
tocado. Si esta especie es la más destructiva del planeta
también es la que paga el costo más alto.
Entre tanto quien piensa en todo esto no resiste la plenitud
imaginaria de no saber qué pasará mañana. Es la representante
más idiota de la especie. Víctima de miedo innecesario frente
a amenazas inexistentes. Es así la vida hasta que la realidad
te cachetea fiero.
Es así.
está esperando la muerte.
La espera como a una amiga benévola.
Ya no más dolor. Ya no más. Nada.
Impensable en nuestra vida de gente
amarrada a las cosas que alguien anuncie
y espere morir contándonos a todos de qué se trata
día a día el desapego: no verá crecer a a su hijo, no sentirá más
esa mano que escribe, sabe que en una semana
o dos será un montón de huesos y carne desapareciendo.
No hay filosofía sagrada que dé cuenta de la desaparición del que escribe.
Y no hay quien lo describa mejor.
Pienso en éso y digo: ser conciente es lo más cruel que nos ha
tocado. Si esta especie es la más destructiva del planeta
también es la que paga el costo más alto.
Entre tanto quien piensa en todo esto no resiste la plenitud
imaginaria de no saber qué pasará mañana. Es la representante
más idiota de la especie. Víctima de miedo innecesario frente
a amenazas inexistentes. Es así la vida hasta que la realidad
te cachetea fiero.
Es así.
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