quiero construir un objeto liviano
que vuele, dice el ingeniero
mirando las nubes. Las nubes
edificios. Las nubes anillos del cielo
donde cantan los ángeles y los muertos bendecidos.
El cielo católico es el que me ha dejado una marca
supongo que todos iremos a volar allá. Seguramente
pensaré en éso antes de apagarme. Porque lo que se aprende
sin querer como la lengua materna es lo que formatea la experiencia.
No sé nada de la muerte. Será suspensión. Será salir de párrafo.
O acaso la interrupción de una película del grupo Dogma.
La vida por ahora es continua. Densa. Reptante.
Y me está hablando en lengua extranjera.
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