llegar al centro de la escena y
todo se diluye. Cuenta hasta
diez y vuelve sobre sus pasos
a tomar carrera. Fuera está
del miedo. No termina de aclarar
a qué. Está más preparada para
inventar criaturas en el oleaje,
así de movida está la cosa
cerca de su casa, que un mar
se le acerca y lame los pies al
borde de la cama. El sitio más
búnker del mundo, decía.
Envuelta en fragancia de un monte
que le contara la vieja vendedora de yuyos
está todo, sólo hay que saber buscar.
La botánica es amante compañera.
Como la pecera engaña a los peces
del acuario, la tierra de maceta engaña
al árbol minimal. Se puede crecer igual
en la terraza. En el agua pesada de la curtiembre,
los renacuajos no se olvidan su destino de ranas.
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