si dios quiere me voy a ir a la ruta
pronto. Y veré el mundo veloz
sin detenerme ni a saludar
dejaré a mis seres queridos
bien arropaditos en el recuerdo
y empezaré a quererme yo.
Es el beneficio de la vejez incipiente
a nadie importa ya ni las razones
ni los para qué. Te dejan ir
como vos los dejas arropaditos
en el recuerdo. En el mejor de los casos
buenos recuerdos. Es el beneficio de la vejez
incipiente: perdés los motivos de la pelea.
Porque ves que no muy lejos hay un punto
final o suspensivo que te sacará de párrafo.
Como a todos. Anoche mi padre que pronto
cumplirá ochenta, se recordaba niñito entre sus
abuelos. Tanto desgarramiento
relatado en dos cortas frases: dejaron todo a los doce años
y fundaron una empresa que cumplió 100 años.
Así el ciclo de vida de dos personajes de ficción
que dejaron todo a los doce años y fundaron una empresa.
Y luego mi propio ombligo apretado.
Y toda la palabrería de mi propia vida
que será sintetizada en pocos años: dejó todo a los 17 y se inventó a si misma.
pronto. Y veré el mundo veloz
sin detenerme ni a saludar
dejaré a mis seres queridos
bien arropaditos en el recuerdo
y empezaré a quererme yo.
Es el beneficio de la vejez incipiente
a nadie importa ya ni las razones
ni los para qué. Te dejan ir
como vos los dejas arropaditos
en el recuerdo. En el mejor de los casos
buenos recuerdos. Es el beneficio de la vejez
incipiente: perdés los motivos de la pelea.
Porque ves que no muy lejos hay un punto
final o suspensivo que te sacará de párrafo.
Como a todos. Anoche mi padre que pronto
cumplirá ochenta, se recordaba niñito entre sus
abuelos. Tanto desgarramiento
relatado en dos cortas frases: dejaron todo a los doce años
y fundaron una empresa que cumplió 100 años.
Así el ciclo de vida de dos personajes de ficción
que dejaron todo a los doce años y fundaron una empresa.
Y luego mi propio ombligo apretado.
Y toda la palabrería de mi propia vida
que será sintetizada en pocos años: dejó todo a los 17 y se inventó a si misma.
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