La durmiente de hoy no es bella. Ni tampoco existe quien sea capaz de sacarla de un viaje onírico. Nadie es despertado si no quiere. Así como nadie se entera de lo que no quiere enterarse. Dicen los expertos en sueño que en verdad vivimos para dormir que es lo mismo que soñar. Hay gente que no recuerda los sueños. Dicen: yo no sueño. Ella si que sueña. Hay días que pasaría durmiendo sólo para crear ésas imágenes hipnagógicas que en un segundo eterno la llevan por lugares que en estado seco y gravitatorio, jamás llegaría.
A quien´le importa la realidad que es llamada así por las coordenadas geográficas. Nuestra durmiente que no es bella, sacaría a patadas a cualquiera, príncipe o no que se atreviera a tocarle el hombro o el timbre. Así elimina todo contacto con el afuera (desconecta teléfonos) y los vendedores de O km o estadías en hoteles de lujo quedarán con el dedo mocho pretendiendo venderle fruslerías.
Dormir tiene la ventaja de que las neuronas piensan sin necesidad de sintaxis. No existe comunicación porque el interlocutor es uno mismo. Los colores son radiantes y no dañan la retina. Hay hombres sin cabeza y nadie se asusta.
Se puede ser durmiente de tren también. Un pedazo de madera de quebracho que los ingleses utilizaron para trazar senderos en un país tan inmenso como fuera de escala. Si, Argentina es un mundo en el que hay ¿cuántas Inglaterras? Pero seguimos rindiendo culto a las republiquetas monárquicas llenas de parásitos elegidos por Dios (Dios me libre)
Perdón por la digresión (el colonialismo me saca el sueño)
Nada dura para siempre. Si bien cuando duerme en estado NMOR o sueño de ondas lentas (SOL) o sueño delta o sueño profundo, no admite el beso de ningún consorte (digamos que es la instancia de mayor intimidad en el que como en algunos ascensores no hay lugar para dos), ni el timbre del cartero, la llamada de la hija que quiere la merienda es suficiente para que el sueño conserve la textura de una pompa de jabón
Como dicen: amo los mundo sutiles, ingrávidos y gentiles pero
como pompas de jabón (me cacho en die)
Nota al pie
(En cuando a los durmientes de tren, no es casual que asocie. La durmiente en cuestión es dura como el quebracho. Muchos se lo reprochan. Pero qué sería de los rieles de tren sin los durmientes. Se les llamará durmientes por la quietud? Les aviso, cuidense de los durmientes que se pongan de pie y digan basta. Ya sé que a nadie le importan los trenes. Pero es una Ley: nos damos cuenta del valor de las cosas cuando nos faltan.)
A quien´le importa la realidad que es llamada así por las coordenadas geográficas. Nuestra durmiente que no es bella, sacaría a patadas a cualquiera, príncipe o no que se atreviera a tocarle el hombro o el timbre. Así elimina todo contacto con el afuera (desconecta teléfonos) y los vendedores de O km o estadías en hoteles de lujo quedarán con el dedo mocho pretendiendo venderle fruslerías.
Dormir tiene la ventaja de que las neuronas piensan sin necesidad de sintaxis. No existe comunicación porque el interlocutor es uno mismo. Los colores son radiantes y no dañan la retina. Hay hombres sin cabeza y nadie se asusta.
Se puede ser durmiente de tren también. Un pedazo de madera de quebracho que los ingleses utilizaron para trazar senderos en un país tan inmenso como fuera de escala. Si, Argentina es un mundo en el que hay ¿cuántas Inglaterras? Pero seguimos rindiendo culto a las republiquetas monárquicas llenas de parásitos elegidos por Dios (Dios me libre)
Perdón por la digresión (el colonialismo me saca el sueño)
Nada dura para siempre. Si bien cuando duerme en estado NMOR o sueño de ondas lentas (SOL) o sueño delta o sueño profundo, no admite el beso de ningún consorte (digamos que es la instancia de mayor intimidad en el que como en algunos ascensores no hay lugar para dos), ni el timbre del cartero, la llamada de la hija que quiere la merienda es suficiente para que el sueño conserve la textura de una pompa de jabón
Como dicen: amo los mundo sutiles, ingrávidos y gentiles pero
como pompas de jabón (me cacho en die)
Nota al pie
(En cuando a los durmientes de tren, no es casual que asocie. La durmiente en cuestión es dura como el quebracho. Muchos se lo reprochan. Pero qué sería de los rieles de tren sin los durmientes. Se les llamará durmientes por la quietud? Les aviso, cuidense de los durmientes que se pongan de pie y digan basta. Ya sé que a nadie le importan los trenes. Pero es una Ley: nos damos cuenta del valor de las cosas cuando nos faltan.)
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