-Padre he pecado. Odio a mi mejor amiga, le deseo todo el mal del que puedo ser capaz. -Pero qué le has deseado? lo peor. Es más linda, es más inteligente y anda con el chico que me gusta., quiero que se muera padre. -Bueno, "desear"algo no es lo mismo que "hacer" algo malo, no es tan grave.
El sacerdote de aspecto cadavérico introdujo, inconsciente de tamaña intervención, a la adolescente aterrorizada de su propia e infinita maldad, en algo del orden de lo que diez años después encontraría escrito en algún volumen del Dr Freud como realidad Psíquica. Desear no es lo mismo que actuar. Ese cura la salvó de su propio infierno.Seguro era la mosca blanca. O se le escapó la tortuga o en pleno Proceso Militar tal vez un camuflado en la Diócesis. No importa. Dejó su marca. El infierno no son los otros, ni intramundo, ni intramuro. El infierno en todo caso sería intramúsculo. Nadie es tan cruel con uno, como uno mismo.
El cura en su casita de madera y la posición genuflexa del confesante y el psicoanalista en su casita adornada de cuadros neutros y el paciente en posición proclive a la asociación libre han producido un impensado efecto análogo en nuestra adolescente asustada de sí.
Tendrá razón el Sr Foucault entonces.
La historia produce dispositivos confesionales análogos. Efectos diferentes. Escenarios, disfraces, objetivos, contenidos. Efectos diferenciales: la cualidad de las preguntas y la premisa de que el fondo fondo, no existiría. El Homo Loquens sería una extensa superficie a recorrer con muchos pliegues (a leer entreletras.)
Como siempre:
dos personas hablando: ¿qué es éso, si no la búsqueda de amor?
El sacerdote de aspecto cadavérico introdujo, inconsciente de tamaña intervención, a la adolescente aterrorizada de su propia e infinita maldad, en algo del orden de lo que diez años después encontraría escrito en algún volumen del Dr Freud como realidad Psíquica. Desear no es lo mismo que actuar. Ese cura la salvó de su propio infierno.Seguro era la mosca blanca. O se le escapó la tortuga o en pleno Proceso Militar tal vez un camuflado en la Diócesis. No importa. Dejó su marca. El infierno no son los otros, ni intramundo, ni intramuro. El infierno en todo caso sería intramúsculo. Nadie es tan cruel con uno, como uno mismo.
El cura en su casita de madera y la posición genuflexa del confesante y el psicoanalista en su casita adornada de cuadros neutros y el paciente en posición proclive a la asociación libre han producido un impensado efecto análogo en nuestra adolescente asustada de sí.
Tendrá razón el Sr Foucault entonces.
La historia produce dispositivos confesionales análogos. Efectos diferentes. Escenarios, disfraces, objetivos, contenidos. Efectos diferenciales: la cualidad de las preguntas y la premisa de que el fondo fondo, no existiría. El Homo Loquens sería una extensa superficie a recorrer con muchos pliegues (a leer entreletras.)
Como siempre:
dos personas hablando: ¿qué es éso, si no la búsqueda de amor?
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