La hipocondría es una posición frente a si mismo. Yo creía, como cualquier lego algo leido en psicoanálisis que la hipocondría "es la creencia de padecer enfermedades graves con pronóstico de muerte". Otro equívoco. El enfermo imaginario no piensa en la muerte sino en el segmento agónico. Sería como estar atrapado en un ascensor que una vez en el subsuelo abriera sus puertas a una pared de hormigón ( relato de un trabajador en un edificio a punto de colapso). Me gustan las precisiones así que investigo y resulta que existe algo llamado Hipocondrio: "zona situada bajo las costillas y el xifoides del esternón. donde según la escuela médica humoral se creía que se acumulaban los vapores causantes de este mal". Por lo que sé, coincidiría con el Chakra Cardíaco, locus de la energía emocional Nada es casualidad. Las representaciones socioculturales de la Anatomía Humana se superponen como capas de cebolla para quien desea encontrar cierta racionalidad aliviante del mal : sentir la presencia de la enfermedad con la convicción de la salida del sol por el Este o el friccionante aleteo de un tábano en el cuerpo calloso (con las dificultades que puede acarrearle al comando del sistema nervioso central)
En el post anterior aparece la palabra Esternón, sin tener idea de su vínculo con el hipocondrio. Otra vez, la escritura apela a recursos desconocidos por el escribiente. Retomando: el pensamiento alienado en la peste de turno, toma al sujeto: soy ése órgano, dice el sufridor (Hipocón, a partir de ahora). A tal punto que el mundo se reduce al tamaño, textura y tensión del padecimiento. A cada problema que se presenta en este blog aparece en el discurrir una hipótesis de solución. Por no decir La Solución. La que escribe piensa que la única forma de contrarrestar el terror y la parálisis consecuente , seria el movimiento. Esa energía atascada en la conciencia excesiva de órgano debería circular por rutas (alocadas incluso) en forma centrípeta. De ahi que a los monjes recoletos en su acidia se les aconsejaba dedicarse al estudio del arameo, caridad o autoflagelacion. No deja de ser un desplazamiento, una distracción de la mirada. Como siempre la vida se define por la expansión: el foro es lo único que nos puede salvar de las exageraciones de nuestros hipocondrios. La vida en reclusión es la mayor fuente de infecciones del alma. Tampoco exageremos. Todo es cuestión de dosis. Y las dosis, si homeopáticas, mejor: vida social si, colonia de corales no. .
Como siempre: la paradoja. La fuente del sufrimiento aparece encarnada en los otros. Dependerá del gradiente de empatía del "hipocón" en potencia, sucumbir o no a la identificación: lo que le pasa a él o ella me pasa a mí ( siempre en Presente del Modo indicativo) No ser asertivos es la clave. En verdad poner a jugar el modo de pensamiento sería la auténtica prueba de fuego del "hipocón" en rehabilitación. Otro tópico: los bordes. Ser consciente de los bordes respecto de los otros. El borde puede ser poroso al estilo esponja o al estilo pómez (éso lo desarrollaré en otro post) Además los seres humanos podemos ser adictos a diferentes sensaciones y buscamos recrearlas como la mosca al dulce de leche. Cuando no se puede con ciertas cuestiones, es fundamental saber que retirarse a tiempo puede ser útil: soldado que huye sirve para otra batalla o "hipocón" que reflexiona puede volver al ruedo destejiendo ésa incómoda condición de existencia.
Hipocón es un estado, no la definición del Ser.
En el post anterior aparece la palabra Esternón, sin tener idea de su vínculo con el hipocondrio. Otra vez, la escritura apela a recursos desconocidos por el escribiente. Retomando: el pensamiento alienado en la peste de turno, toma al sujeto: soy ése órgano, dice el sufridor (Hipocón, a partir de ahora). A tal punto que el mundo se reduce al tamaño, textura y tensión del padecimiento. A cada problema que se presenta en este blog aparece en el discurrir una hipótesis de solución. Por no decir La Solución. La que escribe piensa que la única forma de contrarrestar el terror y la parálisis consecuente , seria el movimiento. Esa energía atascada en la conciencia excesiva de órgano debería circular por rutas (alocadas incluso) en forma centrípeta. De ahi que a los monjes recoletos en su acidia se les aconsejaba dedicarse al estudio del arameo, caridad o autoflagelacion. No deja de ser un desplazamiento, una distracción de la mirada. Como siempre la vida se define por la expansión: el foro es lo único que nos puede salvar de las exageraciones de nuestros hipocondrios. La vida en reclusión es la mayor fuente de infecciones del alma. Tampoco exageremos. Todo es cuestión de dosis. Y las dosis, si homeopáticas, mejor: vida social si, colonia de corales no. .
Como siempre: la paradoja. La fuente del sufrimiento aparece encarnada en los otros. Dependerá del gradiente de empatía del "hipocón" en potencia, sucumbir o no a la identificación: lo que le pasa a él o ella me pasa a mí ( siempre en Presente del Modo indicativo) No ser asertivos es la clave. En verdad poner a jugar el modo de pensamiento sería la auténtica prueba de fuego del "hipocón" en rehabilitación. Otro tópico: los bordes. Ser consciente de los bordes respecto de los otros. El borde puede ser poroso al estilo esponja o al estilo pómez (éso lo desarrollaré en otro post) Además los seres humanos podemos ser adictos a diferentes sensaciones y buscamos recrearlas como la mosca al dulce de leche. Cuando no se puede con ciertas cuestiones, es fundamental saber que retirarse a tiempo puede ser útil: soldado que huye sirve para otra batalla o "hipocón" que reflexiona puede volver al ruedo destejiendo ésa incómoda condición de existencia.
Hipocón es un estado, no la definición del Ser.
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