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Mutación con buen pronóstico

No estaba en el lugar de siempre. Mejor dicho estaba pero un poco más atrás de sí:  atrás de los ojos. O por detrás de lo que se ve a través de un aire tan denso que se hace vidrio polarizado. No era bruma. Tampoco sol incandescente. Era él que se alejaba en defensa propia. Como en el aeropuerto cuando vio como metían un gato enjaulado rebajado a  valija. Una parte de él se quedó en la jaula. O mejor dicho no pudo evitar dejar su mirada como un corion protector  sobre ése bicho asustado. La gente se droga bastante últimamente. El utiliza los hidratos de carbono. La glucosa lo adormece previo temblor hipotérmico. Nada clínicamente comprobado pero puede intuir que es algo que ligó de su padre. Prefiere no pensar en los diagnósticos: construyen realidades. Ya está demostrado. Como dice su abuelo nonagenario: hay órganos que ya no tengo, refiriéndose a la próstata.
La longevidad no le interesa. En verdad le molestaría llegar a viejo. Eso de que los árboles mueren de pie es para los árboles. Los humanos mueren tumbados. Durante años estuvo tumbado. Su mujer le llevaba el diario, la comida, le aprovisionaba de lamparitas de 100 y así mientras duró pudo estar alejado de la cosa mundana. Ahora, tiene que viajar en avión. Tan lejos ha llegado. Sus amigas le siguen proporcionando sus enseres indispensables. No cree en la humanidad. Pero sí en alguna versión del altruismo. Una lamparita de 100 no se le niega a nadie. Incluso tiene un Led por las dudas. Todo lo que necesita entra en una valija. Y la capacidad de ponerse a si detrás de su propia mirada: mutación de excelente pronóstico selectivo, lo ubica a la cabeza de la evolución de la especie. Mundo feliz. Porque somos una especie visual y eso no cambiará-. En un tiempo no muy lejano los humanos no verán más que lo  toleren ver.

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